Tuesday, October 18, 2005


Soft o no soft libre

Por DANIEL HÉCTOR (*) nov. 20004

ilustracion: logan

Richard Stallman, el hacker y paladín del movimiento Software Libre en la Argentina.

El diseño de software es una actividad en lo comercial relativamente nueva, nació y creció al amparo de las computadoras personales, ya que éstas necesitan de un sistema operativo y programas para funcionar.
A partir del boom comercial de las PC, a principio de la década de los ochenta del siglo pasado, los noveles fabricantes de programas con Microsoft a la cabeza decidieron “proteger” los códigos fuente de sus productos,
para que nadie pudiera copiarlos, difundirlos o mejorarlos. A pesar que ,el intercambio de códigos era una costumbre común y arraigada entre los primeros diseñadores de software. Cada empresa desarrolló su propio código y mediante el uso de licencias empezó a cobrar regalías por la utilización de sus programas, pero no permitieron que nadie conozca los códigos ni los modifique y menos que los intercambie.Como una estrategia de ventas y también para valorizar la propiedad de las licencias, las empresas adoptaron el criterio de actualización permanente introduciendo mejoras, la mayoría de las veces superfluas o innecesarias.
En el año 1984, Richard Matthew Stallman (RMS), entonces un brillante programador e investigador del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), irritado por esta situación crea un movimiento, junto con otros programadores que con su mismo espíritu hacker idealista de la tecnología digital, pensaban que el trabajo intelectual y creativo de los científicos no podía estar al servicio de corporaciones comerciales sino que debían contribuir a la suma del saber humano: ocultar y no difundir sus conocimientos era para ellos traicionar a la humanidad. Esta asociación se denominó Free Software Foundation.
Rápidamente desarrolló, en cooperación con programadores de todo el mundo, un programa de código libre y abierto denominado GNU, que complementado con el Linux - otro programa de las mismas características, creado por el islandés Linus Torvals - cuenta en la actualidad con mas de veinte millones de usuarios “devotos” en todo el planeta. Stallman, desde entonces líder y difusor de esta causa, recorre todas las geografías difundiendo el concepto de copyleft en contraposición al de copyright, algo así como libertad versus privatización, explica que los programas comercializados por las corporaciones pretenden "mantener a la comunidad de usuarios informáticos dividida (al impedirles compartir sus experiencias con los programas adquiridos) y prisionera, al impedirles conocerlo y modificarlo". Este debate, en el seno de la comunidad digital, pone en el tapete el concepto mismo de de los derechos de autor.



Patentando las patentes
Los derechos de autor fueron pensados originariamente en la Constitución Norteamericana como un “contrato social” entre el autor y el público, entre el inventor y la sociedad. A la luz de las nuevas tecnologías que brindan posibilidades infinitas a la copia y al intercambio de información, teniendo en cuenta la inmaterialidad de los bienes patentados y sobre todo a la necesaria cooperación entre los saberes para la generación de estos bienes, es que se plantea el aggiornamiento del copyright. Un rompecabezas ético-jurídico-filosófico se esconde tras esta cuestión: ¿descubrimiento es igual a invención? ¿se puede patentar el genoma humano?
Como todos sabemos, en la justicia hay una biblioteca en contra y otra a favor, desempatando siempre el que tiene mas poder. Ya nos imaginamos para adonde va la cosa, podemos ver como los laboratorios transnacionales al patentar genes y organismos vivos trasformaron la milenaria costumbre de los agricultores de seleccionar y sembrar sus propias semillas en un delito, vemos las descaradas presiones del gobierno de los Estados Unidos para impedir el acceso de los países pobres a los medicamentos genéricos contra el Sida, introduciéndoles la pesada carga de las patentes farmacéuticas en sus legislaciones.
Ya no se trata solo de la privatización de las industrias y de los servicios, sino también de lo vivo, del saber, del agua, del aire, del espacio, del derecho, de la información, de las solidaridades. A pesar de este contexto adverso, como otras causas contraculturales, el software libre esta ganando gran masividad, en esta tendencia se encuentra el anuncio del gobierno de Brasil de declararse el polo mundial del software libre como dijo su ministro de Cultura, el famoso músico Gilberto Gil, “para ahorrar millones de dólares en regalías y también como parte de una política de inclusión digital “.
La Argentina de Kirchner también esta dando pasos en esa dirección, prueba de esto es la llegada de Stallman en agosto de este año a la Argentina, para recibir un doctorado Honoris Causa en la Universidad de Salta. En la ocasión se reunió con el ministro de Educación Daniel Filmus, quien le presentó un crudo, aunque realista, cuadro de situación de los alumnos y docentes argentinos. Un 60 por ciento de alumnos en situación de pobreza y un 17 en condiciones de indigencia, escuelas sin equipamiento tecnológico, y en ocasiones incluso, sin siquiera energía eléctrica. El ministro expresó sin embargo, su firme voluntad de apoyo al software libre, incorporándolo en todas las computadoras que el ministerio provea a las escuelas, con un sistema de doble booteo Windows/GNU y anticipando una transición ordenada y progresiva hacia el software libre.
Para dejar en claro algunas cuestiones ideológicas implicadas, es bueno decir que esta problemática no está atravesada por el clásico eje izquierda-derecha .Por un lado la izquierda tradicional siempre pecó de ser un tanto tecnofóbobica, además en los países del primer mundo, la mayoría de los “adeptos” al software libre son liberales de derecha, que sienten sus derechos de consumidores avasallados por las omnipoderosas corporaciones. Una paradoja al desnudo, la libertad del hombre amenazada por quienes dicen defenderla.

La dirección de Software libre de Argentina: www.solar.org.ar
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