Tuesday, June 12, 2007


Cultura para las masas

Por Daniel Hector

Internet, es hoy uno de los principales puntos de enlace entre consumidores y productores musicales, lo que significa una importante vía de comunicación alternativa al oligopolio mediático de las majors"

Estamos a 25 años de la aparición de la primera computadora personal, años escasos pero intensos que supieron cambiar aceleradamente la faz del planeta.

Las incesantes innovaciones tecnológicas (fundamentalmente en el campo de la electrónica y las telecomunicaciones), suscitadas en este último cuarto de siglo, generaron una verdadera revolución que se tradujo en profundas transformaciones económicas, políticas y sociales, una revolución que parece no detener nunca su marcha y nos arroja en una desenfrenada espiral, donde el cambio es lo único permanente.

La comunicación ganó soportes y formatos que favorecieron su desarrollo. A la tradicional prensa escrita, la radio, y la televisión se le agregó Internet, un tejido digital que circunda al planeta y que permite el intercambio intensivo, incesante e instantáneo de información a nivel global.

Es necesario saber, para entender el fenómeno que los motores en donde se asienta toda la estructura de esta era del conocimiento y la información a pleno, son las leyes del mercado y de la libre empresa. La economía así constituida como el elemento más dinámico de la sociedad globalizada.

En la última década, se consiguió que los distintos sistemas de comunicación humana se resuman en uno solo. El texto escrito, el sonido y la imagen ahora pueden transmitirse simultáneamente a la velocidad de la luz y en un formato único.

Esta homogeneización multimediática llamada “convergencia”, también va acompañada de una “convergencia económica” que se expresa en la fusión empresarial de los distintos gigantes corporativos involucrados en el proceso informativo. Cadenas de noticias, grandes diarios, radios, empresas informáticas, canales de TV, discográficas, audiovisuales, cinematográficas, editoriales, telefónicas, fabricantes de aparatos electrónicos e instrumentos musicales, ahora todas estas corporaciones se aglutinan para conformar unas pocas mega-corporaciones multinacionales.

Hoy en día existen en el planeta solo nueve mastodontes de la industria de la comunicación: AOL-Time Warner (CNN), Disney (ABC), Rupert Murdoch's News Corp, Viacom (CBS), Sony, Seagram, AT&T/Liberty, Bertelsman y General Electric (NBC).

Al estimulo de estos verdaderos fabricantes de la cultura para las masas, la vida social y cultural de los pueblos se mercantilizó al mismo tiempo que el consumo de los bienes culturales creció estrepitosamente.

La música del imperio

En el rubro discográfico, mas del noventa por ciento del mercado esta concentrado en manos de las cinco multinacionales denominadas major: BMG, EMI, Sony, Warner y Polygram. En los años noventa, la mayoría de las discográficas latinoamericanas fueron absorbidas por las transnacionales (junto con su catálogo de artistas y repertorio).

Aunque las transnacionales tienden a homogeneizar y estandarizar su producción, (empobreciendo la diversidad), en la música se da un fenómeno contrapuesto, un diálogo local-global o glocal, como dirían los sociólogos, en Latinoamérica existe el predominio del gusto del público masivo por la música nacional y en castellano (portugués), por sobre la extranjera en inglés, a pesar de esta circunstancia los artistas mas populares y por ende que más facturan, son manejados por las majors.

Cuando alguna discográfica nacional (indie) genera un artista y un repertorio exitoso, como no cuenta con capital suficiente, ni tiene la red de distribución para producir y catapultar al artista al mercado global: edición del disco-video clip-programas televisivos-sitios Web-difusión-remeras-stickers-pósters , merchandising, termina vendiendo el producto a una major. Si el disco finalmente vende bien, acabarán todos viviendo en Miami, que se ha convertido en la virtual capital de la cultura latinoamericana.

Como se imaginarán, las multinacionales no invierten en vanguardias, en valores artísticos o en talentos ignorados, ellas solo apuestan a ganador, controlan el mercado masivo e imponen modas, masificando su producción tanto como sus ganancias.

Los pocos artistas locales elegidos para la gran audiencia global, rediseñan su imagen y repertorio bajo la tutela de los productores estrellas (fabricantes de éxitos), empleados de la industria que son los encargados adaptar al artista, de acuerdo a las formulas que ya han funcionando en los mercados del primer mundo.

La triste realidad es que la gran mayoría de músicos y artistas locales, se quedan impotentes frente al micrófono apagado.

El artista es un convidado de piedra a la hora del reparto, el porcentaje que él obtiene en relación al margen de beneficios, es irrisorio (2 o 3%) o incluso 0% si las ventas no superan un piso. Generalmente, a partir de la firma del contrato, la empresa pasa a tener el control total sobre la obra por siempre, lo que da lugar a que los artistas, deberán pedir permiso a las empresas para ejecutar sus composiciones, y así no caer en el autopirateo.

Como se ve, esta relación comercial es sumamente ventajosa para las empresas (por no decir abusiva), ellas imponen sus condiciones en una posición dominante. Solo los artistas ya consagrados, (con el auxilio de sus abogados y representantes), pueden mejorar las condiciones contractuales.

Un contrato con una discográfica es una suerte de pacto con el demonio, triunfar pero entregar el alma.

La logia P2P

La aparición de los programas P2P (peer to peer), que facilitan el intercambio de música, películas, libros etc. en formato digital, constituye una seria amenaza para las prácticas comerciales que vienen desarrollando las empresas discográficas y audiovisuales.

La comunicación horizontal, interactiva y descentralizada que posibilita la red, hizo realidad el sueño de los pioneros de Internet, crear en libertad e intercambiar fluidamente los descubrimientos y conocimientos, la cooperación como una potente herramienta para democratizar y multiplicar el saber humano.

El uso masivo de grabadoras de CD y DVD, sumado a la mayor velocidad de las conexiones (banda ancha), dio pie a la amplia expansión de las redes P2P en todo el mundo.

Las discográficas y las asociaciones gestoras de los derechos de autor, como es sabido, entablaron una feroz batalla legal contra la tecnología P2P, y obtuvieron una precoz victoria en el año 2000, cuando hicieron suspender, mediante fallo judicial, la actividad del sitio Napster (que luego fue comprado por la misma industria).

Pero esta acción en vez de amedrentar produjo el efecto inverso: el boom de las P2P, aparecieron innumerables redes descentralizadas o semi-centralizadas que permiten el acceso directo al directorio de archivos compartidos de los usuarios, Soolseek, KaZaa, Emule, AudioGalaxy, para nombrar algunos. Se fueron afianzando al calor del intercambio, comunidades virtuales de usuarios que comparten gustos similares (musicales, estéticos, filosóficos etc.).

El embate de la industria contra el P2P no ha cesado, sus últimas acciones son llevar a los tribunales a los usuarios que suben o bajan “material protegido”.

Pero en este intento se han encontrado con muchos impedimentos: es difícil probar el afán de lucro de los “piratas”, además para localizar y certificar la posesión, la subida o la bajada de archivos con copyright, es necesario invadir la privacidad de las personas.

Hay un rechazo social muy fuerte hacia las medidas de control sobre la red, el avance sobre el derecho a la intimidad de las personas, es una cuestión muy cara para la sociedad liberal.

Hace unos meses, en la Argentina, la entidad que agrupa a las discográficas (Capif) inició una serie de juicios contra supuestos piratas, pero todo terminó con arreglos extrajudiciales y sin sentencia, hubo muy poca información al respecto, pero si una fuerte campaña “metemiedo”.

El auge del iPod y la bajada de música legal on-line, se inscribe en la estrategia de las empresas de captar a los usuarios temerosos (¿porque voy a pagar por algo que puedo conseguir gratis?), el precio de los tracks es alto 1 dólar promedio, se lo utiliza generalmente para bajar temas sueltos, lo que estimula a los músicos a comercializarse, componer solo hits.

La poderosa sociedad de gestión de derechos de autor española (SGAE), ha presionado a los políticos de su país, para hacer aprobar una ley que grava con un canon a distintos sistemas grabación, además de los CD y DVD vírgenes (aprobada en 1987 reformada en 2006) este dinero va a parar a las arcas de la entidad y por su intermedio a autores, editores, productores y artistas en compensación por las copias ilegales que se hacen de sus trabajos. Esta ley retrógrada que pone una traba a la libre circulación de la información, fue motivo de un áspero debate, iniciado a partir de su reforma meses atrás. Finalmente quedaron fuera del gravamen las cuentas de banda ancha (ADSL) y los discos rígidos, como los paladines del copyright en principio querían

La tecnología se adelanta a las legislaciones, generando una indefinición legal, que debe ser resuelta, en beneficio de los interesas de las mayorías y no de sectores particulares por mas intocables que sean.

Música Libre

Internet, es hoy uno de los principales puntos de enlace entre consumidores y productores musicales, lo que significa una importante vía de comunicación alternativa al oligopolio mediático de las majors

Las ventajas que ofrece la red son múltiples, en principio los usuarios acceden a una gigantesca oferta musical, pueden escuchar o bajar música, incluso informarse a través de los sitios y foros dedicados a la crítica musical.

Las expresiones minoritarias, totalmente ignoradas por las discográficas, aquí tienen acceso a una audiencia amplia e interesada por sus propuestas.

En la venta de música online, CD físico se establece un contacto casi directo entre productor y consumidor, eliminando eslabones en la cadena de comercialización que encarecen el producto.

El desarrollo que tuvo la informática musical, hizo posible que cualquier músico o aficionado pueda tener en su casa un potente estudio de grabación digital, tal es así que producciones de compañías independientes, como también de los grandes sellos, han salido de pequeños estudios caseros. Esto significa un importante abaratamiento en los costos de la producción que no se han visto reflejados en el (altísimo) costo final de los CDs comerciales (cada día valen más).

Estas circunstancias han facilitado el auge de los net-label, sellos que distribuyen su música exclusivamente por la red, incluso gratuitamente.

Esta difusión permite a los artistas hacerse conocer y también promocionar sus actuaciones en vivo, que son hoy prácticamente la única fuente de ingresos que ellos tienen.

A partir de la aparición de las licencias Creative Common y GPL existe una alternativa, comparable a lo que significan el Linus o el GNU en el rubro del software libre.

La batalla por la Música libre esta planteada, los músicos tienen ahora la palabra.

No nos imaginamos todavía a artistas de platino que provengan de este campo.

Muchos de los músicos que difunden sus trabajos gratuitamente por la red, no lo hacen con la idea de distribuir “música libre” solo buscan el contrato con la discográfica que los conduzca a la fama y al dinero.

El intercambio entre las personas se ha reducido, en estos tiempos globales, tan solo al rédito comercial, los siglos de capitalismo nos han marcado afuego.

http://www.myspace.com/danielector

Saturday, April 29, 2006




El río ya no es el río
Por Daniel Héctor

El capitalismo ha inventariado prolijamente toda la naturaleza, el verde ya no es el verde, “el río ya no es el río” ahora es stock de capital pronto a ser explotado.

El conflicto entre Argentina y Uruguay, originado a partir de la construcción de las plantas papeleras (pasteras), a pesar que data ya de un largo tiempo, ha tomado por sorpresa a gran parte de la ciudadanía.
La magnitud y beligerancia de la protesta junto a la intransigencia de las posiciones tomadas a ambas orillas del río Uruguay; constituyen un acontecimiento inédito en esta zona del planeta.
Como en un film hollywoodense de bajo presupuesto, los roles en el diferendo afloran a la superficie descarnadamente. De este lado un pueblo agitando con fervor las pancartas de la no contaminación, la salud y el ambiente sano, en la otra orilla otro, esgrimiendo al trabajo y al crecimiento económico como los máximos valores; y entre ambos, políticos y funcionarios tratando de llegar a los acontecimientos, demorados en la especulación de calcular cuidadosamente la forma de quedar mejor posicionados en el marketing político. Una patética postal de un tiempo en que el hombre y la naturaleza parecen estar mas distanciados que nunca.
En un principio, la de Gualeguaychú parecía ser una mas de las ruidosas manifestaciones, de vecinos preocupados porque la contaminación no se instale en su localidad, movilizaciones muy frecuentes por otro lado, desde que en la población va in crescendo el interés por temas de ambientales. Los estudiosos han denominado a este tipo de comportamiento social: NIMBY, no en mi vecindad (por sus siglas en idioma inglés) Not In My Back Yard.
Muchas veces los organizadores de estas marchas y mítines son tildados de “zurdos” y “enemigos del progreso”, calificaciones no justificadas ya que la preocupación de los vecinos en estos casos es fundamentalmente velar por la calidad de vida de su familia; si la contaminación que los moviliza es eliminada, las protestas son dejadas de lado automáticamente.
Es así que las fuentes de contaminación conflictivas (residuos peligrosos, industrias tóxicas) son trasladadas por las autoridades a lugares donde los habitantes no tienen inquietudes ambientales o no saben o no pueden defenderse.
Como se ve, el comportamiento NIMBY de algunas comunidades, si bien significa un avance social en lo relacionado a la defensa de los derechos, también supone una actitud egoista y falta de una verdadera conciencia ambiental; un falso ecologismo.
Funcionarios del gobierno nacional propusieron, para destrabar la confrontación fronteriza, trasladar la construcción de las plantas algunos kilómetros río abajo de la ciudad de Gualeguaychú; (como hipótesis de máxima) solución que no encara en si al problema de fondo (la contaminación), ya que la problemática planteada en torno al tema papeleras, excede el marco de un grupo de ciudadanos resguardando su calidad de vida, se trata de un pueblo entero defendiendo su acceso a los recursos naturales, frente a la amenaza impuesta por las empresas multinacionales. Cuando un ambiente está en peligro lo esta también la comunidad que habita en él. El eje de la negociación a nivel gobiernos es referente al monitoreo de la contaminación que se va a generar: como estarán compuestas las comisiones, quien hará los estudios de impacto ambiental, quien hará las inversiones y demás.
Se deja ver que en estos tiempos de la globalización, más allá de los signos políticos e ideológicos que puedan tener los gobiernos, el verdadero imperativo en sus agendas gubernamentales está marcado por la llamada “economía de mercado”; las consideraciones sociales o ambientales por lo tanto, están subordinadas al desarrollo y dinamización de la economía y sus indicadores.
Los planteos ambientalistas resultan entonces incompatibles con la lógica capitalista que predomina en los centros de poder del mundo de hoy.

La era de los tecno-utópicos
El derrumbe de la cortina de hierro exhibió ante el mundo occidental, uno de los mayores horrores ecológicos de todos los tiempos: Chernobyl, (el legado nefasto del comunismo soviético) un hito que favoreció a la mundialización de la “ideología verde” a la vez de concientizar al mundo capitalista acerca de las grandes catástrofes e irreparables daños ambientales que producía el propio capitalismo. Capitalismo que venía usufructuando sin empacho de los recursos naturales, ya desde los inicios mismos de la revolución industrial.
Esto no solo se tradujo en un importante desarrollo de la legislación ambiental en los países más avanzados, sino que significó también, de alguna manera, poner un límite al progreso material ininterrumpido que proponía la sociedad moderna. El hombre debía regir sobre la naturaleza pero obedeciéndola.
El movimiento “verde” fue pasando por distintas etapas; desde un radicalizado y casi místico conservacionismo hasta las variantes más sociales y humanizadas de la ecología y el ambientalismo.
Conceptos tales como: el agotamiento de los recursos naturales, (principalmente el petróleo), la bomba poblacional, (la explosión demográfica desmesurada), el calentamiento global, (el llamado efecto invernadero), la pérdida de la diversidad (especies que desaparecen definitivamente), el agujero de ozono, la deforestación (tala indiscriminada de los bosques naturales), la lluvia ácida y la degradación ambiental; salieron del ámbito académico y pasaron a formar parte del vocabulario y la preocupación de la gente común.
La década del noventa con su carga ideológica neoliberal hegemónica, no pasó desapercibida para el ambientalisto. Pensadores e investigadores de la extrema derecha se esforzaron por revertir la noción de crisis ecológica instalada en el sentido común de la gente, manipulando datos, estadísticas y coeficientes llegaron a una conclusión impensada y estrafalaria: “este mundo capitalista es sustentable y es el mejor mundo posible”.
Sumos sacerdotes del culto tecno-utópico (Julian Simon, Bjorn Lombort), desgranaron una interminable letanía, inspirada en sus más profundas convicciones utilitaristas y anti-ecológicas. Sinfonía grata a los oídos de los grandes e influyentes emporios de la comunicación a nivel planetario que se afanaron por difundirla a diestra y siniestra.
“Los pronósticos alarmistas de crisis ambiental son exagerados y no tienen fundamento científico”, “los recursos naturales no son escasos, lo que sí son escasos son los recursos de capital”, “la riqueza y el bienestar acompañan al planeta, que hoy vive el mejor momento de su historia”, “la pobreza es solo una cuestión de desequilibrio cultural”, “el aumento exponencial de la población es una bendición por su gran aporte de consumidores al mercado”, “la contaminación no es preocupante y puede ser llevada a niveles aceptables con apropiadas tecnologías”, así uno a uno todos los postulados “verdes” fueron refutados con una lógica impregnada de devoción a la tecnología.
Pero donde el capitalismo ha sido realmente efectivo en la tarea de neutralizar el accionar de la ecología, ha sido precisamente, en el mismo ámbito de la ecología. Tomó al toro por las astas y ahora él mismo se autoproclama eco-guardián y el máximo defensor de la naturaleza; para eso inventó e impuso marketineramente el concepto de desarrollo sustentable.
El uso racional de los recursos naturales (afirman los “ecólogos sustentables”), asegura una buena provisión de materia prima para la producción de bienes de consumo (necesarios para la actividad humana), consecuentemente se generan excedentes que se pueden invertir para prevenir la contaminación y recuperar a los ambientes degradados.
El lobo que cuida con fruición a su rebaño, el envenenador que vende a buen precio el antídoto para su veneno.
El capitalismo ya ha terminado de inventariar prolijamente toda la naturaleza, el verde ya no es el verde “el río ya no es el río” ahora es stock de capital pronto a ser explotado, eficientemente por cierto, con la mejor tecnología disponible y los controles “adecuados” de modo que la ecuación costo-beneficio asegure un razonable saldo positivo.
Las empresas multinacionales, en su afán de apropiación de los recursos naturales de los países pobres, entran en contradicción con pueblos enteros que defienden su modo de vida y su sustento (o sea su ecosistema). Para conseguir sus objetivos, se valen como en antaño los conquistadores de espejitos de colores que ahora le llaman progreso.

Tuesday, October 18, 2005


Soft o no soft libre

Por DANIEL HÉCTOR (*) nov. 20004

ilustracion: logan

Richard Stallman, el hacker y paladín del movimiento Software Libre en la Argentina.

El diseño de software es una actividad en lo comercial relativamente nueva, nació y creció al amparo de las computadoras personales, ya que éstas necesitan de un sistema operativo y programas para funcionar.
A partir del boom comercial de las PC, a principio de la década de los ochenta del siglo pasado, los noveles fabricantes de programas con Microsoft a la cabeza decidieron “proteger” los códigos fuente de sus productos,
para que nadie pudiera copiarlos, difundirlos o mejorarlos. A pesar que ,el intercambio de códigos era una costumbre común y arraigada entre los primeros diseñadores de software. Cada empresa desarrolló su propio código y mediante el uso de licencias empezó a cobrar regalías por la utilización de sus programas, pero no permitieron que nadie conozca los códigos ni los modifique y menos que los intercambie.Como una estrategia de ventas y también para valorizar la propiedad de las licencias, las empresas adoptaron el criterio de actualización permanente introduciendo mejoras, la mayoría de las veces superfluas o innecesarias.
En el año 1984, Richard Matthew Stallman (RMS), entonces un brillante programador e investigador del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), irritado por esta situación crea un movimiento, junto con otros programadores que con su mismo espíritu hacker idealista de la tecnología digital, pensaban que el trabajo intelectual y creativo de los científicos no podía estar al servicio de corporaciones comerciales sino que debían contribuir a la suma del saber humano: ocultar y no difundir sus conocimientos era para ellos traicionar a la humanidad. Esta asociación se denominó Free Software Foundation.
Rápidamente desarrolló, en cooperación con programadores de todo el mundo, un programa de código libre y abierto denominado GNU, que complementado con el Linux - otro programa de las mismas características, creado por el islandés Linus Torvals - cuenta en la actualidad con mas de veinte millones de usuarios “devotos” en todo el planeta. Stallman, desde entonces líder y difusor de esta causa, recorre todas las geografías difundiendo el concepto de copyleft en contraposición al de copyright, algo así como libertad versus privatización, explica que los programas comercializados por las corporaciones pretenden "mantener a la comunidad de usuarios informáticos dividida (al impedirles compartir sus experiencias con los programas adquiridos) y prisionera, al impedirles conocerlo y modificarlo". Este debate, en el seno de la comunidad digital, pone en el tapete el concepto mismo de de los derechos de autor.



Patentando las patentes
Los derechos de autor fueron pensados originariamente en la Constitución Norteamericana como un “contrato social” entre el autor y el público, entre el inventor y la sociedad. A la luz de las nuevas tecnologías que brindan posibilidades infinitas a la copia y al intercambio de información, teniendo en cuenta la inmaterialidad de los bienes patentados y sobre todo a la necesaria cooperación entre los saberes para la generación de estos bienes, es que se plantea el aggiornamiento del copyright. Un rompecabezas ético-jurídico-filosófico se esconde tras esta cuestión: ¿descubrimiento es igual a invención? ¿se puede patentar el genoma humano?
Como todos sabemos, en la justicia hay una biblioteca en contra y otra a favor, desempatando siempre el que tiene mas poder. Ya nos imaginamos para adonde va la cosa, podemos ver como los laboratorios transnacionales al patentar genes y organismos vivos trasformaron la milenaria costumbre de los agricultores de seleccionar y sembrar sus propias semillas en un delito, vemos las descaradas presiones del gobierno de los Estados Unidos para impedir el acceso de los países pobres a los medicamentos genéricos contra el Sida, introduciéndoles la pesada carga de las patentes farmacéuticas en sus legislaciones.
Ya no se trata solo de la privatización de las industrias y de los servicios, sino también de lo vivo, del saber, del agua, del aire, del espacio, del derecho, de la información, de las solidaridades. A pesar de este contexto adverso, como otras causas contraculturales, el software libre esta ganando gran masividad, en esta tendencia se encuentra el anuncio del gobierno de Brasil de declararse el polo mundial del software libre como dijo su ministro de Cultura, el famoso músico Gilberto Gil, “para ahorrar millones de dólares en regalías y también como parte de una política de inclusión digital “.
La Argentina de Kirchner también esta dando pasos en esa dirección, prueba de esto es la llegada de Stallman en agosto de este año a la Argentina, para recibir un doctorado Honoris Causa en la Universidad de Salta. En la ocasión se reunió con el ministro de Educación Daniel Filmus, quien le presentó un crudo, aunque realista, cuadro de situación de los alumnos y docentes argentinos. Un 60 por ciento de alumnos en situación de pobreza y un 17 en condiciones de indigencia, escuelas sin equipamiento tecnológico, y en ocasiones incluso, sin siquiera energía eléctrica. El ministro expresó sin embargo, su firme voluntad de apoyo al software libre, incorporándolo en todas las computadoras que el ministerio provea a las escuelas, con un sistema de doble booteo Windows/GNU y anticipando una transición ordenada y progresiva hacia el software libre.
Para dejar en claro algunas cuestiones ideológicas implicadas, es bueno decir que esta problemática no está atravesada por el clásico eje izquierda-derecha .Por un lado la izquierda tradicional siempre pecó de ser un tanto tecnofóbobica, además en los países del primer mundo, la mayoría de los “adeptos” al software libre son liberales de derecha, que sienten sus derechos de consumidores avasallados por las omnipoderosas corporaciones. Una paradoja al desnudo, la libertad del hombre amenazada por quienes dicen defenderla.

La dirección de Software libre de Argentina: www.solar.org.ar
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